AUDIO | Gabriela, trabajadora en la cantina del IPEM 272.
La suspensión de las clases por la pandemia de la COVID19, afecta directamente la actividad de las cantinas escolares: desde mediados de marzo es nula.
Estos comercios ubicados al interior de las instituciones se preparan cada marzo para un año de trabajo pleno, acumulan stock y preparan todo para el arribo de los estudiantes. Sin embargo la impredecible situación causada por la nueva enfermedad los ha empujado a una situación crítica.
La mayoría de las cantinas trabajo solo 15 días, después de un verano inactivo.
Al comenzar el Aislamiento lograron que la mayoría de los proveedores receptaran la devolución de la mercadería. Sin embargo fueron a pérdida con el stock vencido.
Emprendimientos familiares en crisis
Este tipo de emprendimiento suele desarrollarse en familia. En el caso de Gabriela y su familia (a cargo de la cantina del IPEM 272) sortean las dificultades económicas vendiendo artesanías y en algunos ocasiones locro, sin embargo no es suficiente.
Las esperanzas están puestas en el posible regreso parcial a clases. «No sería suficiente, pero aunque sea poco es mucho. » Los cantineros se están agrupando para buscar alternativas, en especial aquellos que tienen su comercio en escuelas secundarias. Los créditos blandos son una opción poco propicia debido a la imposibilidad de generar fondos con los cuales pagar las cuotas.
La evolución de la pandemia y las decisiones de las áreas gubernamentales de salud y educación serán clave para revitalizar el sector.
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