En diálogo con Radio Jesús María, el abogado y especialista en seguridad vial, Horacio Botta Bernaus analizó el reciente caso de un menor imputado por homicidio culposo tras un siniestro fatal. Su testimonio derivó en un llamado urgente a repensar la manera en que se enseña a conducir y cómo las familias y el Estado abordan esta problemática.
“El tránsito cambió, pero seguimos enseñando como hace 50 años”, expresó. Señaló que formar a un conductor no es darle un par de vueltas en auto ni enseñarle a soltar el embrague. “No se trata de mirar y copiar. Se necesita un proceso, conocimiento técnico, guía profesional y madurez”, remarcó.
Para el especialista, el punto crítico no es solo la edad para obtener la licencia, sino el modo en que los jóvenes son acompañados en ese camino. “No hay que apurarse. No por practicar antes vamos a tener mejores conductores. A veces, en nombre del amor, cometemos errores graves”, afirmó.
Además, enfatizó que los padres que autorizan a sus hijos menores a conducir son responsables civilmente ante un siniestro. “Si el chico tiene licencia, bien. Pero si no, y causa un accidente, la familia puede perderlo todo”, advirtió.
Botta Bernaus también cuestionó la falta de políticas públicas serias: “No hay academias, no hay espacios seguros para prácticas, los municipios casi no bochan a nadie, y la educación vial sigue sin ser prioridad”. Propuso, entre otras cosas, crear un ente intermunicipal que unifique criterios en la zona y trabaje seriamente en la formación vial.
Sobre el final, llamó a dejar de minimizar el problema: “La seguridad vial no es trabajar después del accidente, sino antes, sobre los factores de riesgo. Hay que hacer lío, como decía el Papa, porque hay cosas que no se pueden seguir tolerando”.