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El cabo Ariel Atamañuk sigue en plena recuperación tras haber perdido parte de sus piernas en un accidente de tránsito en el año 2015. Los resultados son tan asombrosos que el mismo Ariel ya piensa en el próximo desafío: convertirse en atleta profesional.
«Habíamos ido a Río de Janeiro a ver los Juegos Paralímpicos – junto a Viviana, su esposa – (…) volví muy enchufado con la intención de hacer algo. Fue Viviana quien buscó contactos y apareció Fernando Charriol, dueño de bicicletería», cuenta Ariel, al empezar a recorrer el sueño camino a los Juegos Paralímpicos 2020.
Ariel, por su formación y entrenamiento académico y profesional como integrante de Gendarmería Nacional, cuenta con los requisitos de un deportista profesional: «cuando sucedió esto, por ahí uno tiene la cabeza tan chica que no ve más allá donde está sentado y su alrededor, pero después uno se va recuperando y conociendo gente», dice.
«Para muchas disciplinas no hace falta estar entero para realizarlas. Sí depende mucho de la cabeza de la familia que uno tiene alrededor y de los profesionales que siempre están apuntalando para que no me caiga», reflexiona Ariel, que ya se entrena en la bicicleta adaptada para el próximo desafío en su vida y carrera.
«Atama», como lo conocen los amigos, advierte que «sería un desafío muy grande pero no quito la posibilidad de poder estar, uno nunca saber (…) en atletismo hay una carrera que se hace en una silla de atletismo, como una silla de ruedas, que se tracciona con el brazo», contó, al tiempo que se mostró sorprendido por la destreza de los corredores.
«Son deportes de alto rendimiento y a mí me serviría muchísimo a la hora de la rehabilitación.
Este tipo de carrera me gustaría hacerlo pero también vi las carreras en prótesis: tuvimos la oportunidad de ver cien metros y 200 metros masculino. Increíble.», relata, ilusionado y ya pensando y trabajando en Tokio 2020.