AUDIO | Anahí Revelante, coordinadora local
El colectivo conformado en aquel entonces por mamás que se encontraron en una sala de espera de terapia, se ha expandido en todo el país e incluso ha trascendido las fronteras.
El 28 de julio de 2018 por primera vez, se iluminó el obelisco del color elegido por las familias para representar el trastono que afecta a las partes ejecutivas del cerebro y que puede incluir o no hiperactividad.
“Todas las experiencias sean diminutas o no, ayudan a otra familia para saber que no están solos en este camino”, remarcó su impulsora local.
Anahí es mamá de tres niños. El segundo de ellos comenzó a mostrar dificultades de adaptación en la sala de cuatro años y allí se encendieron las alarmas. Después de consultar a tres neurólogos, los profesionales coincidieron en el diagnóstico.
“Venía llorando todos los días del jardín porque me decían pegó, maltrató, se escapó, trepó y mordió (…) me dolía como madre la mirada de otros padres, los niños que se alejaban”, recordó.
Si bien reconoció que se ha avanzado en la temática, afirmó que “falta más” debido a que es una afección neurológica no es visible y por lo tanto, todavía resta afianzar la empatía dejando de lado el prejuicio.
Como cada fecha, impulsan la decoración con globos, luces o cualquier elemento de naranja. Además, este año también se suma la lucha por la declaración de interés del trastorno y avanzar así, en más concientización.
El 29 de julio, integrantes de la asociación recorrerán las calles de la ciudad para filmar a quienes hayan cumplido la consigna y elaborar un video.
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