AUDIO | Eduardo Riera, director Escuela de la Familia Agrícola
Este año la escuela se reconvirtió, lo que comenzó con dos semanas de clase presencial derivó a la modalidad virtual una vez declarada la emergencia por la pandemia de la COVID 19. En el caso de la Escuela de la Familia Agrícola, la institución fortaleció la adaptación de la comunidad a los entornos digitales.
La virtualidad implicó el mantenimiento de algunas costumbres, entre ellas el uso obligatorio de uniforme y el control de la asistencia. La ausencia a una clase virtual debe estar justificada con certificado médico y en caso de reiteradas inasistencias el gabinete pedagógico de la escuela se contacta con las familias.
Entre los cambios se destaca la reconversión de los bloques temporales dentro del horario estipulado: clases teóricas acotadas, seguido de trabajos prácticos breves y una puesta en común.
La instancia práctica, fundamental en la formación de la EFA, se planifican a futuro, aunque esto depende de la evolución epidemiológico. Los directivos estiman que se dará en los meses de octubre y noviembre. Si no se logra se habrá alcanzado un 80 % del trayecto pedagógico planificado.
«No estamos teniendo inconveniente. Tenemos un 100 % de los alumnos en clase», explica Eduardo Riera, director Escuela de la Familia Agrícola.
La institución relevó las situaciones particulares que atraviesa cada alumno, solucionando el mayor número posible. Los problemas más frecuentes están relacionados a inconvenientes técnicos o de cobertura de red. «Hay que tener flexibilidad para adaptarse a esto» , explica Riera.
Para calificar los profesores llevan un registro exhaustivo del compromiso del estudiante. Si no se adquieren las metas mínimas exigidas el estudiante debe rehacer las actividades.
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