AUDIO | Fernando Visintin, productor.
Comienza nuevamente la cosecha de durazno en nuestra zona, una actividad productiva que sobrevive pese a las reiteradas dificultades económicas y meteorológicas.
Para este 2019 se espera una muy buena campaña. El buen clima, las noches frías y las tardes cálidas ayudan a la correcta maduración de este fruto tan afianzado en Colonia Caroya y Colonia Vicente Agüero.
«Lo esencial es llegar al consumidor con buena calidad, eso es lo que nos inculcaron mis nonos y mis padres y es lo que tratamos de seguir haciendo», señala Fernando Visintin.
Nuestra zona se destaca en el mercado cordobés y a nivel nacional debido a la velocidad de salida del durazno al circuito de comercialización: 15 días antes que los polos productores de San Pedro (Provincia de Buenos Aires) y Mendoza. También por la calidad, que es el valor que prima en una masa de consumidores cada día mas exigente.
Los desafíos de la producción
La producción de duraznos en nuestra zona se realiza desde hace décadas, pero cada año es un desafío: los vaivenes de la economía y la amenaza del cambio climático dificultan el pleno desarrollo de la actividad.
Los ejemplares requieren de un intenso mantenimiento: raleo, poda y control de plagas durante el año; recambio de ejemplares cada 20 años y la recolección. Esta última actividad se desarrolla durante estos meses y requiere de la tarea de trabajadores desde tempranas horas del día a fin de evitar los momentos de mayor exposición solar.
En muchas ocasiones el granizo tira abajo el trabajo de un año, los productores comienzan a combatirlo con mallas antigranizo, onerosas, pero hoy en día accesibles gracias al apoyo del estado.
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