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Alicia Ester Corrales, divide sus tiempos, ya retirada de la función pública en la que se desempeñaba, entre la catequesis, la tarea pastoral y su actividad en biblioteca Sarmiento. Como lo hizo para la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro en el 2013, ahorró y junto peso por peso para inscribirse en la JMJ de Cracovia.
Llegado el tiempo se unió a otros peregrinos del país y allá fue con la ilusión de participar de la mayor cantidad de actividades posibles.
El primer día del Papa Francisco en Polonia, éste participó de gran cantidad de encuentros y reuniones protocolares entre ellas una reunión en Casa de Gobierno con las autoridades locales e invitados. En ese contexto y mientras Alicia y otro grupo de argentinos caminaban por la calles de Cracovia, encontraron un bloqueo policial y fueron retenidos en el lugar.
Alicia cuenta, de una manera casi inocente que desconocían que por allí estaba el vehículo que transportaba al sumo pontífice, es así que cuando lo vieron no lo podían creer. “El Papa al vernos en una situación complicada se acerco, se ofreció a acompañarnos hasta la puerta”, comentó esta peregrina, que junto a otros 7 jóvenes fueron bendecidos ante una magna incredulidad por Francisco.
“ No quería contarlo, es algo que quedará guardado en lo más profundo de nosotros y nuestros corazones”.
Esta mujer sin la edad ni la jovialidad de la mayoría de los participantes, se ha propuesto estar en cada una de las actividades programadas. Ya estuvo en la misa de recepción, en el Vía Crucis de este viernes y espera con ansias la vigilia del Sábado para llegar a la misa final y despedida del domingo.
“Cuando vamos por las calles nos encontramos con los hermanos latinoamericanos que somos los menos por acá, nos abrasamos y cantamos canciones que nos identifican, es una emoción muy grande, asegura”