Por Alejandro Bustos
El Rally Argentino y Sudamericano volvió a los caminos históricos de la fiesta fierrera y Jesús María fue el epicentro de esta gran gala para los mejores pilotos del país y América del Sur. El banquete tuvo de todo: una gran apertura y cierre, autos de punta y corredores veloces, miles de fanáticos en los tramos y un hermoso parque de asistencia.
Pero dejaron en la puerta a un invitado principal: la seguridad. Sí, aunque suene increíble en un acontecimiento deportivo homologado por la Federación Internacional de Automovilismo(FIA).
Así quedó plasmado en cientos de fotos y videos con público muy mal ubicado, en el lado opuesto de una curva por ejemplo (aunque se pudo ver la misma situación en varias) y hasta automóviles en la banquina y a menos de un metro de camino por dónde pasaban los autos en carrera.
Hubo pocas zonas de espectadores, que luego fueron ampliadas, y pese a las malas condiciones del tiempo, miles de seguidores se volcaron a los tramos de la carrera. ¿Se imaginan lo que hubieran sido si el fin de semana acompañaba el clima?
Está claro que el público tiene su cuota de responsabilidad y que, regularmente, no cumple ni respeta. Ahora, la organización dispone de tres vehículos para recorrer los tramos previos a la largada.. ¿nunca observaron la pésima ubicación del público? Si lo detectaron, ¿no se les solicitó que se ubicaran en otro sector? Y por último… si se lo detectó, se les advirtió y no cumplieron..¿ Dónde estaba la autoridad policial para exigirles que se movieran del lugar?
Con autoridades reconocidas mundialmente en la organización de estos eventos, una empresa contratada que se dedica a realizar este tipo de competencias y el apoyo de municipios, policía y bomberos.. ¿Qué fue lo que falló? O lo que es peor… ¿qué intereses primaron en la decisión de realizar la competencia si o sí?
Está claro que el evento dejó millones de pesos para la región y posiciona a la ciudad cómo un polo de eventos inagotable. Ahora, apelando a la autocrítica de todos los involucrados, ojalá se ponga sobre la mesa esta situación y se corrija lo que haya que corregir.
Mientras tanto, gracias a Dios para los creyentes y las fuerzas del cielo para otros tantos, en Jesús María no tuvimos que lamentar una desgracia.
Aunque les cueste y moleste admitirlo.