“Lo que les pido a los dirigentes porteños es que no se queden con el ‘pituquitos’, no se ofendan por eso y escuchen todo lo que dije. Son ustedes los que piensan el país desde Recoleta y no pueden seguir ofendiendo a todo el interior, porque hace décadas que se quedan con nuestros recursos y después nos vienen a explicar cómo se gobierna”.
El intendente y gobernador electo de Córdoba, Martín Llaryora, está en reposo por un cuadro gripal y habla con un hilo de voz. Pero reitera y amplía los conceptos sobre “pituquitos de Recoleta”que el domingo a la noche gritó en el exaltado festejo por el triunfo de Daniel Passerini en la elección de la ciudad de Córdoba.
“Pituco es un término que uso siempre, se usa en mi familia. No quise ofender, me salió así. Fue un triunfo que nos desbordó, y habían sido meses soportando que vengan a explicarnos de transporte unos tipos a los que la Nación les administra el transporte y los tapa de subsidios; intentaron confundir a los cordobeses con el traspaso de la policía, los mismos a los que les pagamos miles de policías federales, a los que la Prefectura les cuida Puerto Madero y la Gendarmería les cuida los parques. No tolero esa discriminación al interior y no me banco más que esos mismos dirigentes vengan a Córdoba a decirnos que no sabemos administrar, que no sabemos gobernar, que ellos son los Maradona de la vida y los del interior somos todos tontos”.
Llaryora ahora habla calmo y en voz baja, pero dice lo mismo que el domingo.