Fabiana y Natali cuentan cómo es su día a día con una situación que podría sonar menor pero que, tras doce meses, sin solución ha impactado de manera negativa.
Madre e hija tiene por vecina a una mujer que posee tres perros cuyos ruidos están presentes durante toda la jornada, pese al horario. Cansadas de buscar soluciones decidieron realizar una denuncia en la policía y el Juzgado de Paz.
Esta semana, funcionarios municipales asistieron al lugar pero concluyeron que los decibeles no eran los suficientemente fuertes para proceder. «Midió 86,5 y nos decían que el máximo era 90. Eso no es verdad, nos están mintiendo», afirmó Fabiana.
«¿Dónde hay una ley que nos deje dormir y vivir en paz? Mi hija estaba en un tratamiento para dejar las pastillas de dormir y tuvo que aumentar la dosis», contó.