En un extenso diálogo, el presbítero contó el camino que recorrió hasta instalarse en Jesús María a fines de 2019. Tras varios años en diversos barrios de la Ciudad de Córdoba, fue designado a la ciudad en la cual ya es parte de la comunidad.
Próximo a cumplir 52 años, nació en Santa María de Punilla. Tiene un hermano y dos sobrinos además de su padre que aún vive en su localidad natal, con quienes mantienen un vínculo estrecho. Autodefinido como «hijo de la escuela pública», estudió tecnicatura en periodismo.
Posteriormente, su vida dió un giro y tras ocho años de estudio, comenzó la carrera en la fe. «No es un trabajo, es parte de mi felicidad», explicó sobre sus funciones cotidianas.
Consultado sobre el ánimo de las personas en los momentos de problemáticas actuales, sostuvo que «más allá de toda incertidumbre económica, de corrupción, violencia, inseguridad (…) no podemos perder nunca la confianza en Dios»
«Cada año que pasa, cada lugar que me toca acompañar me confirma que es mi vocación, el llamado de Dios», afirmó.