EDITORIAL
«Y finalmente ocurrió lo que dijimos iba a ocurrir. El Gobierno electo concretó la suba de los derechos de exportación sin siquiera consultarnos. Un nuevo esquema que hace inviable -y pone en jaque- a la agricultura sustentable, sobre todo en las áreas más alejadas de los puertos. Señor presidente: el aumento de las retenciones perjudica especialmente al interior del interior. Afecta a todas las economías regionales por igual. La carne, la leche, el garbanzo, el maní y el resto de las economías regionales empiezan a tener un certificado de defunción a partir de este anuncio.
Es increíble, pero somos uno de los pocos países del mundo en donde se presiona al campo de una forma totalmente irracional. Siempre somos el sector al que primero estrujan con impuestos distorsivos. Éste no es el camino para mejorar la recaudación. Al restarle recursos a la inversión productiva, se resiente la agroindustria y la generación de empleo genuino.
El maíz y el trigo prácticamente se harán producciones inviables. En relación a la ganadería, los productores ni siquiera pudieron ver el derrame de esa avalancha de exportaciones que tuvimos en los últimos cuatro años. Hoy de nuevo la actividad ve afectada su rentabilidad. Ese derrame a la cría y a la invernada no se verá reflejado.
Queremos ser parte de la solución y no del problema, señor presidente. Es cierto que terminamos un gobierno con un 40% de pobres. Pero también es cierto que nos quieren adosar y cargar con esos pobres, como si los responsables de la pobreza fuera el sector al cual representamos. ¡Todo lo contrario! Hemos sido grandes aportantes y contribuimos legítimamente a minimizar esta pobreza que tanto nos preocupa. Permítannos colaborar con los problemas que acechan a la Argentina, sin ponernos piedras en el camino.
Reiteramos: aumentar las retenciones NO es el camino. El verdadero desarrollo de la Argentina se hace con otra estructura y fomentando las inversiones en nuestro sector, que es el verdadero motor de la economía argentina.
Ya se empieza a hablar, incluso, de renta extraordinaria. Ahora bien, tendríamos que hacer referencia a que también hay “pérdidas extraordinarias”. Pérdidas que muchas veces pasan desapercibidas. La
producción agropecuaria expone a la intemperie un capital enorme de trabajo. Las condiciones del tiempo y las inclemencias del clima también implican riesgos. ¿El nuevo Gobierno tendrá en cuenta esto o sólo se empeñará en decretar medidas que nos impiden producir? «