Se llama Azucena Robledo, a sus 57 años, viuda con cinco hijos y siendo Pastora evangélica, hizo caso omiso al reglamento y golpeó todas las puertas hasta conseguir el dinero para comprar la máquina que complete el emprendimiento que agrupa a 20 mujeres de su barrio Sierras y parque. Casi todas madres y sin otra oportunidad de empleo.