Cuando Lidia María Juárez se jubiló tras 15 años al frente de una escuela urbano marginal de Córdoba, lejos del elegir el descanso se puso a organizar a los productores caprinos de San Pedro de Gutemberg ,zona del norte provincial a 5 m del límite con Santiago del Estero.
Los escasos recursos económicos , insuficiente conocimiento de la actividad, falta de estudio entre sus proveedores de leche, escasos técnicos que la ayudaran no fueron impedimento para empezar a estudiar su idea y empezar a gestarla.
“Soy cordobesa, de la Capital. Mis abuelos vienen del norte en Los Pozos, me llevaban al campo cuando tenía cuatro o cinco años. Ahí había una escuelita rural y yo decía: cuando sea grande voy a venir a dar clases aquí. Y así fue, cuando empecé a dar clases estuve allí varios años”, relata en la tarde del viernes.
Fue maestra en la escuela José Martí, en Los Pozos, departamento Tulumba. Río Seco, Sobremonte, Tulumba, son lugares con características comunes de clima, temperatura, suelo, aislamiento y pobreza. Cuando vine a Córdoba Capital siempre trabajé en escuelas urbano marginales. Los últimos 16 años de mi carrera docente fueron como directora en la villa El Quemadero, avenida Alem y Circunvalación.
Sí, con mis maestras conformamos un grupo humano muy fuerte, sólido, que no cambiaba. Yo les decía a las docentes que sin darnos cuenta nos íbamos a transformar en un hogar de día .Pese a las dificultades, los lazos eran muy fuertes.
Mi familia estaba muy contenta. Iban a recuperar a una madre y a una abuela. Me jubilé muy bien, como directora de escuela municipal. Pero la vida de hogar me duró un año. Cuando era directora me tocó matricular a niños de familias que venían del norte cordobés. Gente que dejaba su entorno, sus pautas culturales, sus amigos, para encontrar un lugarcito en la ciudad y terminaban en la villa.
La Majadita
Nació como una idea de generar un proyecto que tuviera que ver con la gente del norte. No había demasiado para elegir. Primero pensé en el procesamiento de la tuna, dulces, jaleas, pero eso da solo un mes de trabajo, febrero. Luego, pensé en un pequeño frigorífico de cabritos, pero había que matar los animales y no me motivaba. Entonces quedaba el procesamiento de la leche de cabra.
Sin energía en los ranchos, con alta mortalidad animal, con escasos conocimientos en el manejo adecuado de la materia prima, Lidia se puso a trabajar en la capacitación de su gente, primero hubo que convencerlos de que era algo viable y que no los estaba engañando. Después lograr ayuda de distintas instituciones, contagiar su entusiasmo al entorno y a funcionarios para que le dieran créditos y así empezar a crecer.
Hoy La Majadita agrupa a 30 familias rurales, la producción de quesos no les alcanza para la demanda y asi mismo están en plan de sacar un nuevo producto. Dulce de leche de cabra.
La experiencia como ejemplo.
Lidia sugiere a otros emprendedores no bajar los brazos por más problemas que encuentren, analizar todas las posibilidades, buscar diferenciarse con su producto, ser genuinos y dar el mejor producto o servicio.
Volver a escuchar el programa.
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