Héctor Mario Picat fue uno de esos intendentes que dejaron huella en Jesús María, se podría decir que creó los cimientos de la Jesús María del siglo XX. Picat asumió el 12 de diciembre de 1987 hasta 1991, confesó que los primeros días fueron complicados porque hubo problemas con los sindicales.
En 1962 decidió anotarse en la Universidad para estudiar Ciencias Económicas. «La facultad me enseñó mucho culturalmente», dice Pucho. Luego se casó y tuvo tres hijos.
Al ser consultado por la campaña política de aquella época, contó que consistía en «caminar casa por casa» porque se tenía que hacer conocer. Aunque fue presidente del comité de la UCR, no se sentía un político.
«Yo tenía claro que había que hacer obras. En las encuestas que predominaban con urgencia era las cloacas y gas. De las 1300 encuestras 1100 pedían esas dos obras. Con las cloacas teníamos un juicio infernal. Pero finalmente al gas nos arrimamos y a las cloacas dejamos hecho un 80%», manifestó.
De pequeño su padre le decía a él y sus siete hermanos que para conseguir lo que deseaban tenían que «laburar mucho». Así fue que cuando asumió como intendente se subía a las máquinas con los empleados y trabaja a la par.
Héctor Picat también dio su opinión sobre la gestión actual de Gabriel Frizza, dijo que al pueblo «lo ve bien y limpio». Así mismo se mostró en contra de la reelección, citando bases de Alberdi sentenció «Yo creo que el cáncer nuestro son las reelecciones. No puede ser que haya gobiernos que estén tres años con los mismos candidatos».
«Soy un hombre feliz y muy agradecido. Un ciudadano común. En cuanto a la vida pública fue un gran honor se intendente de toda esta gente y en la vida privada agradezco a Dios que me haya dado tantas cosas», cerró.