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Miguel Castaña es un vecino, empresario y profeta de la Iglesia Cristiana Evangélica en Colonia Caroya. Si continuamos describiendo su ficha técnica es inevitable no hablar de Roxana, su esposa y «el amor de su vida», con quien tuvo tiene tres hijos: Misael, Keren y Micaela. Hace 50 años, Miguel y su familia son marca registrada en el comercio local «La Tablita».
Miguel se considera una persona muy creyente aunque aclara que es un «enemigo de la religión porque es significa estructura, formalismo y costumbre» y asegura que su función es guiar a la gente a un «Dios de verdad que pueda caminar con la gente».
Castaña cuesta que comenzó a ser un seguidor de cristo cuando su padre atravesaba por un difícil momento con el alcohol.»Mi papa empezó a buscar algo más porque había algo que no funcionaba. Creó el grupo Alcohólicos Anónimos en Jesús María(…) los doce pasos de los alcohólicos te lleva a buscar a Dios. Dios no tiene techo y saca a la gente de las adicciones», manifiesta.
La Iglesia Evangélica de Malabrigo empezó siendo una pequeña casilla de madera y luego, él y su esposa fueron construyendo ladrillo a ladrillo para formar lo que es hoy. «Mi función es llevar a la gente en Jesucristo» dice Miguel.
Al ser consultado sobre la educación de sus hijos en el contexto de la Fe, expresó «Yo lo he vivido en carne propia.Ellos se han sentido discriminado pero un escalón más arriba porque cuando los chicos de su edad se están cortando las muñecas o se están drogando y no encuentran otra salida acuden a ellos(…) Por ahí voy en contra de una sociedad que fomenta al fiesta, pero la fiesta aturde la sociedad».