Aquel niño que a los 3 años se subió a una pequeña moto armada por su papá Eduardo y que daba vueltas durante horas en el patio de su casa, no tenía dimensión de lo que le sucedería. En sus inicios tuvo que resignar muchas cosas y, entre ellas, abandonar el colegio secundario y viajar solo a Estados Unidos. Pero el esfuerzo tuvo sus frutos: es el único piloto argentino que ganó un Mundial (2014) de motociclismo. Ese es Leandro Mercado, un luchador persistente.
La palabra sacrificio es una de las tantas que aparece en su diccionario. Es que el cordobés tuvo que renunciar a varias cuestiones para hacer lo que realmente anhelaba. «Los días festivos, las reuniones y los cumpleaños nunca existieron. Los fines de semana tenía que ir a correr y no estaba nunca en casa», recuerda el piloto de Jesús María en su visita a Clarín, y previo a que empiece un nuevo Mundial de Superbike.
A los 6 arrancó en la categoría Mini Motos que se corría en óvalos de tierra. Sus habilidades aumentaban notoriamente año tras año y, a la par, las oportunidades de crecer ya como profesional. Tal fue así que cuando tuvo 15 contó con la posibilidad de viajar solo a Estados Unidos para competir en la Copa KTM para la que fue seleccionado entre 120 chicos de Latinoamérica. «Tomaron a sólo 23 y entre ellos estaba yo. Fue un sueño saber que me habían elegido porque era un evento en el que se me podían abrir muchas puertas», comenta.
Mercado, apodado Tati (le puso así su hermano más grande porque no le salía decir su nombre), fue contundente a la hora de tomar la decisión. Y cuenta que tuvo que abandonar el colegio para poder viajar. «Terminé cuarto año y me fui. Me quedé en la casa de un amigo que vivía hace mucho tiempo en Estados Unidos. Mi familia fue a verme a algunas carreras, pero fue un sacrificio enorme», recuerda.
Después de tanto pelearla su esfuerzo tuvo la recompensa: ganó su primer título internacional en el Campeonato Norteamericano 600, en 2009. La dedicación y el sacrificio, una vez más, fueron los protagonistas. Y explica qué fue lo que tuvo que hacer para consagrarse: «Kawasaki no iba a la última carrera porque retiraba el equipo a fin de año. Por eso junto a un amigo manejamos una camioneta desde Sacramento hasta Los Ángeles. Allí cargamos las motos, pusimos el GPS y conducimos hasta Daytona donde era la carrera. ¡Fueron 48 horas sin parar! Apenas llegamos nos dormimos. Imaginate que después había que volver, ja».
Luego de haberse coronado campeón llamó la atención de varios equipos. Y fue Arturo Scalize (actual presidente de Kawasaki en Argentina) quien lo llevó a Italia con sólo 18 años para que empiece su carrera en Europa. «Desde 2010 hasta 2013 corrí gracias a él», confiesa. Y desde ese momento nunca regresó a Argentina: vive en Imola y hace tres años que en la ciudad italiana convive con su novia.
No fue sencillo para Mercado tomar la determinación de radicarse en Europa. Es que el factor económico fue importante para esa continuidad de su carrera. «Mi familia y todos los que me rodean hicieron un sacrificio enorme para que puediera correr y mantenerme allá. La economía en el deporte motor es complicada y en Argentina, más todavía», cuenta mientras asegura que lo económico muchas veces es clave para la continuidad y el progreso en el exterior. «Hay que tener dinero y hay que contar con cierto nivel para triunfar afuera», dice. «Muchos probaron y luego regresaron. Por eso también hay que tener constancia y sacrificio».
En 2014, Mercado se incorporó al equipo Barni para disputar el Mundial de Superstock 1000. Allí logró su segundo título internacional y se convirtió en el primer argentino en ser campeón del mundo (Sebastián Porto había conseguido un subcampeonato en 250cc, la actual Moto2, diez años antes).
El año pasado permaneció en el mismo equipo con una Ducati. Su objetivo era claro: adueñarse de su segundo título mundial. Pero en la última carrera que se disputó en Jerez de la Frontera sus posibilidades de alzarse con la gloria se derrumbaron en apenas unos segundos. «En la prueba matutina del domingo me caí a raíz de una rotura en el motor. El equipo trabajó a contrarreloj porque faltaban tres minutos para que arrancase la carrera final. Salí a pista y la moto se paró. No era un problema eléctrico sino que perdía combustible. Fue horrible ver la carrera sentado. Sentí impotencia, bronca y amargura. Fui sub campeón mundial, pero regalé un año entero», expresa.
Claro que ese es un hecho que quedó en el pasado para el piloto de 24 años. Porque para esta temporada firmó con el equipo italiano Iodaracing (por dos años) para disputar el Mundial de Superbike con una Aprilia. «El campeonato va a ser muy competitivo. Es un gran desafío que se viene porque vuelvo a una categoría que me gusta. Va a ser un año desgastante porque son 14 fechas con carrera doble. De todas formas tengo muchas ganas de empezar a trabajar», manifiesta.
Goza de un historial interesante. Tiene en claro cuáles son sus objetivos. Pero no se conforma y quiere más. «La idea es hacer bien Superbike para luego competir en MotoGP», asegura. Y sin murmurar, puntualiza: «Yo quiero ser campeón del mundo de MotoGP».
Lo dice Mercado, un luchador que siempre se sobrepuso a cualquier desafío que se le presentó en su vida.
Motos con más potencia y mejor preparación
El Mundial de Superbike, la categoría en la que se desempeñará Mercado este año, tiene como característica principal que las motos son de producción. «Tienen más potencia y mejor preparación. También cambian los frenos, la suspensión, las cubiertas y son mucho más rápidas», explica. Y luego hace referencia a la disparidad que hay con las motos de Superstock 1000, categoría en la que corrió en 2016. «Son motos stock, originales de fábrica. Tienen menos mejoras», cuenta. Además Superbike compite en circuitos fuera de Europa, mientras que Superstock 1000 lo hace en ese continente. El cordobés dice también que en Moto GP (la máxima categoría) las motos son «prototipos de Fórmula 1 en dos ruedas» y que junto a Superbike son «las categorías top a nivel mundial».
Lucas Orlandella. Clarín 09/02/2017