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La Escuela Belgrano celebró sus 125 años de vida

La obra de gas natural para el establecimiento fue, sin dudas, el regalo en un nuevo aniversario del Centro Educativo. La escuela Manuel Belgrano nació como una necesidad para hijos de inmigrantes del año 1891 y criollos de la zona. Hoy, el establecimiento supera una matrícula de 400 alumnos.
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La Escuela Manuel Belgrano de Colonia Caroya sopló 125 velitas, en un permanente mensaje de educación, integración social, cultural, compromiso con el crecimiento y esfuerzo por redoblar el compromiso de siempre: educar con amor y responsabilidad.

«La historia comienza con alumnos inmigrantes que venían con mucha dificultad a la escuela, que no conocían el idioma, que tenían que aprender los valores de la tierra Argentina», expresó Nancy Piñeiro, directora del centro educativo, al rememorar las comienzos de la escuela que hoy le toca conducir.

«La segunda etapa ya es más de criollos e italianos que trabajaron unidos para crear el edificio de esta escuela. Luego, la población fue creciendo. Comenzó como una escuela de ámbito rural (…) la escuela llego a ser de primera categoría», expresa, satisfecha con los logros de la escuela.

Piñeiro cuenta que el colegio hoy cuenta con dieciocho niveles de grado, una matrícula de 440 alumnos: «tiene un gran personas porque tenemos muchas docentes integrados, maestros especiales, de jornada extendida», expresa.

«Se ha sumado una nueva inmigración, la boliviana que ha aportado su impronta a la escuela, ayudando a la diversidad y al cumplimiento de la oportunidad para todos», dice la docente, en relación a la huella social y cultural que caracteriza al establecimiento, desde sus comienzos: la inclusión social y la diversidad cultural.

Buenas noticias

La buena noticia del día, sin dudas, fue la inauguración de la obra de gas natural, la cual se logró con el aporte de la cooperadora, las ganancias fruto del Festival de Doma y Folklore y el aporte oficial: «es enorme la satisfacción de haber colocado el gas natural, que no teníamos», recalca la docente.

Entre los desafíos que quedan en carpeta, con el fin de alcanzar, se encuentran: el compromiso de «ampliar la parte de enseñanza de computación; mantener el edificio de la mejor manera posible ya que es centenario; e ir sumando a las necesidades actuales de la población educativa», cierra la nota Piñeiro, feliz por formar parte de la vida y obra de una escuela emblemática en Colonia Caroya.