En el 2012 el artista riojano había reclamado abrieran el campo para que su gente estuviese más cerca. Esta vez se hizo posible y no faltó carnaval en el festival.
La fiesta fu completa pues Sergio Galleguillo hizo lo suyo sobre y bajo el escenario, se entregó por entero, se brindó en cuerpo y alma.
Chayó al estilo de su tierra natal y no hubo espectador que fuera alcanzado por la alegría de su carnaval.
Fue una revancha con sabor a triunfo, plateas, laterales y campo lleno de amigos para no parar de cantar.