Paola Quinteros, la mujer que fue atropellada durante el cortejo fúnebre de Milagros —la joven fallecida cuyo caso conmocionó a la región— brindó un testimonio desgarrador sobre lo ocurrido y la crítica situación que enfrenta desde entonces. Desde su casa, adonde fue enviada tras varios días internada, relata dolor, secuelas físicas graves, gastos inasumibles y una profunda sensación de desamparo.
“Estuve siete días en terapia y tengo múltiples fracturas”
Quinteros contó que permaneció una semana en terapia intensiva y que, tras estabilizarla, los médicos decidieron enviarla a su hogar porque debe esperar una prótesis cuya entrega se demora. La docente es diabética insulinodependiente y tiene otras patologías, por lo que su especialista rechazó la prótesis que APROSS entregó inicialmente por considerarla inadecuada y riesgosa para su recuperación.
Mientras espera una nueva intervención, Paola vive con dolor constante y movilidad casi nula:
—“Necesito que alguien esté conmigo todo el tiempo. No me puedo mover, me cuesta respirar, tragar, hacer cualquier mínimo movimiento”.
El accidente: “Yo iba caminando detrás del cortejo y no recuerdo más nada”
El día del hecho, la familia asistía al entierro de Milagros, amiga íntima de su hija y compañera de trabajo de su yerno. Paola caminaba hacia el cementerio Parque cuando un vehículo irrumpió en la zona, embistió a las personas que se desplazaban detrás del cortejo y la arrolló.
—“Cuando me desperté estaba en la ambulancia. No recuerdo nada del impacto”.
Su hija —que iba unos metros adelante— no sufrió lesiones. Paola destaca que ese día su nieta de nueve meses no la acompañó, como suele hacerlo:
—“Si iba conmigo, no sé qué hubiese pasado”.
Junto a ella también fue atropellado otro joven, que resultó con una fractura en una pierna.
Denuncia por presunta negligencia en el Hospital Vicente Agüero
Paola relató que, tras el accidente, fue llevada al Hospital Vicente Agüero, donde —según cuenta— le informaron que tenía apenas un golpe en el hombro y que podía regresar a su casa.
Sin embargo, al persistir el dolor extremo, su esposo decidió trasladarla a Córdoba. Allí, en la Clínica Romagosa, constataron un cuadro completamente distinto:
• Fractura de brazo y hombro izquierdo
• Fractura de clavícula
• Cuatro costillas quebradas en la parte frontal del tórax
• Necesidad de colocación de una prótesis
Además, denuncia que la ambulancia la trasladó sin sujeción, sin cuello ortopédico y sin ninguna documentación de derivación médica. La guardia de la clínica lo dejó asentado por escrito, y ese informe ahora será presentado ante la Fiscalía.
Un tratamiento costoso y sin respuestas
La docente explica que su familia —trabajadores de clase media— afronta gastos diarios: traslados a Córdoba, consultas, kinesiólogos, medicación y cuidados básicos que APROSS no cubre. Su esposo pidió licencia laboral para asistirla, pero ya debe volver a su trabajo.
—“Estoy como un bebé, dependo de ellos para todo”, cuenta entre lágrimas.
“Solo pido justicia. Que esta persona no vuelva a manejar nunca más”
Paola asegura que ni la familia de la conductora del vehículo ni su entorno se comunicaron con ella. Tampoco recibió asistencia para afrontar los costos del tratamiento.
La familia, que recién ahora pudo organizarse tras días de internación, espera avanzar en la denuncia correspondiente por el manejo del accidente y por la presunta mala praxis en la primera atención médica.
—“No quiero nada económico. Solo quiero justicia. Que esa persona no vuelva a manejar nunca más”.
Pese al dolor, Paola mantiene la esperanza:
—“Dios me dio otra oportunidad. Yo voy a volver a caminar, voy a volver a mi aula y voy a disfrutar el cumpleaños de mi nieta. Sé que voy a salir adelante”.