El concejal Rodrigo Ramírez, integrante del bloque “Somos Deán Funes”, cuestionó los números oficiales del Festival de la Tradición y reclamó transparencia en el manejo de los fondos. Según los datos a los que accedieron los ediles, el evento habría dejado un déficit de 172 millones de pesos.
En diálogo con Radio Jesús María, Ramírez explicó que la organización del festival, que anteriormente dependía de una comisión permanente con obligación de presentar balances al Concejo Deliberante, pasó a estar integrada dentro del presupuesto municipal como parte de la “Semana de la Tradición”. Sin embargo, la ejecución presupuestaria presentada meses después encendió las alarmas: gastos por 500 millones de pesos y solo 330 millones en ingresos.
“La pérdida equivale al 30% del total de los gastos. Es preocupante. No estamos hablando de una diferencia menor”, advirtió el edil. Además, apuntó contra el funcionamiento del Tribunal de Cuentas, al que acusó de controlar solo el procedimiento, pero no el contenido de las compras. “Yo puedo decir que una gaseosa vale 30 mil pesos, pero si está la factura y entra en el régimen de contratación directa, nadie objeta nada”, ejemplificó.
Ramírez también se refirió a lo que considera una falta de rendición clara sobre los intermediarios que participaron en la contratación de artistas y servicios. “Creemos que el festival es rentable, pero para muy poca gente. Por eso pedimos saber cuánto se paga por cada cosa”, expresó.
Uno de los puntos que generó más controversia fue el gasto en espectáculos. Según la ejecución presupuestaria, se invirtieron más de 400 millones en artistas, aunque no se detalla si esa cifra incluye también sonido, iluminación y logística.
Respecto a los ingresos, el concejal ejemplificó con el caso de una de las barras de bebidas administrada directamente por la organización del festival, que facturó 44 millones y tuvo gastos por 34 millones, lo que representa una rentabilidad inferior al 25%. “Sabemos que históricamente las barras dejan más del 100% de ganancia”, subrayó.
Ramírez aclaró que su bloque no está en contra del festival como evento cultural, pero sí exige conocer cómo se usan los recursos públicos. “Cada familia de Deán Funes, haya asistido o no al festival, terminó poniendo más de 7 mil pesos para cubrir el déficit. Si se cobrara eso casa por casa, ¿lo pagarían?”, se preguntó.