Hace nueve años, el centro educativo sufría la pérdida del edificio a causa de un incendio. En los últimos días, nuevamente el fuego volvió a encender las alarmas.
Peter Dunn, fundador del espacio, contó que el pasado jueves vivieron «una batalla campal» para evitar que ardiera el lugar. Gracias a la colaboración de manos solidarias, bomberos y brigadistas evitaron el desastre.
«La sensación es distinta. No se quemó La Lucena estamos operativos y funcionales, seguimos trabajando gracias a Dios», narró.
Estos episodios mostraron «conmovedoras escenas» de ayuda para luchar contra el fuego. «Construir comunidad es la clave para todos los problemas (…) compartimos muchísimo más que lo que tenemos de diferencia», reflexionó.
La escuela tiene 30 años de vida y aplica un programa pedagógico de educación a campo vivencial, centrada en el alumno. Además, cuentan con un aula forestal con un propósito, el producir árboles para el planeta.