El martes 13 de 1988 Francisco llegó a Barcelona y 150 kilómetros más adelante, hubo un contratiempo. Por cosas del destino, el colectivo en el que viajaba pinchó una rueda por lo que fue a tomar un café a un bar mientras se solucionaba el percance.
Allí conoció a Juan Fuentes, un hombre que en una charla de media hora cambió sus planes por completo. Originalmente, debía llegar a Andorra donde iba a solicitar trabajo en unas pistas de sky. Sin embargo, Juan le ofreció trabajo en el momento y los planes fueron otros.