José Moreno convirtió a sus negocios gastronómicos en lugares de encuentro y debate. Hoy coordina una heladería y un salón de eventos donde continúa haciendo lo que le gusta, estar en contacto con la gente.
Durante diez años viajó a Alemania donde aprendió los secretos de un buen café, tarea que no fue fácil ante las exigencias de su jefe. Pese a ello, valora esas experiencias que en la actualidad vuelca diariamente.
Regresó y se instaló definitivamente en Argentina en 2010, siendo padre de su hijo mayor que nació en aquel país. Desde entonces, tuvo varios emprendimientos incluyendo una parilla. Paradójicamente, «Negro Beto» no se acercó al fuego a raíz de una quemadura de niño.
«He hecho grandes amigos por una atención de café», manifestó.
El emprendedor contó que «el bar marca el tema de la política», allí puede determinarse de quién se habla más. El fútbol es otra de las temáticas recurrentes de las charlas.