AUDIO | Carlos Borgobello, Intendente de General Paz
General Paz, localidad ubicada entre Jesús María y Juarez Celman, atraviesa desde hace dos semanas una situación epidemiológica compleja debido a un crecimiento importante en los casos sospechosos de COVID-19.
Al día de hoy, hay 5 casos en estudio, tres con sintomatología compatible con el nuevo Coronavirus. Tres de los casos sospechosos se vinculan al brote en una clínica en Colonia Caroya, otros dos casos a la espera de su confirmación pertenecen a personal policial con funciones en Córdoba.
«Entendemos a la gente, pero lamentablemente tratamos de cuidar la salud de todos», agrega el Intendente de la localidad de 7500 habitantes.
Las restricciones recientemente definidas por el gobierno municipal han ocasionado malestar entre vecinos de la localidad. «Tienen malestar de no poder salir a caminar, no haber habilitado las reuniones familiares o tener los gimnasios cerrados», explica Borgobello. En este sentido un grupo de residentes organizará una marcha para pedir flexibilizaciones, lo que es observado como una actitud imprudente ante un panorama de agravamiento de la pandemia.
El Intendente argumenta que sin resultados es «imposible» relajar actividades. La demora está vinculada a una saturación del Laboratorio Central Córdoba, encargado del análisis de las pruebas PCR. Sin la claridad que ofrece el test, se dificulta una toma de decisión que pueda descomprimir la tensión de parte de la población.
La preocupación entre las autoridades aumenta debido a la falta de centros de internación y la preservación del personal de salud de la sala de atención médica local: «Nos cuesta traer médicos que vengan a trabajar, porque están cansados y tienen miedo de contagiarse». También se complica la atención de pacientes que requieren atención por otras patologías.
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