AUDIO | Francisco Acosta, Director del CENMA Jesús María.
La pandemia de la COVID 19 ha trasladado la actividad escolar de todos los niveles al hogar. Las personas mayores de edad que realizan sus estudios en Centros Educativos de Nivel Medio para Adultos han tenido que adaptarse a esta modalidad, dominada en gran parte por la virtualidad.
Francisco Acosta, Director del CENMA Jesús María, explica que, como en todos los niveles, la adaptación ha sido intempestiva al principio y progresiva al transcurrir las semanas de aislamiento y distanciamiento social. La conectividad a Internet es uno de los desafíos constantes. Muchos alumnos no tienen acceso a la red o tienen dispositivos colapsados o compartidos con otros miembros de la familia. Ante ello, los docentes han preparado alternativas en formato impreso.
Los estudiantes asisten, por propia voluntad (los más adultos), o por demanda de sus padres (los más jóvenes). La distancia entre docentes y alumnos ha condicionado la socialización y pertenencia, aspectos fundamentales para sostener la continuidad de la trayectoria educativa. «Esta contención se ha incrementado», afirma Acosta, quién da cuenta de un acompañamiento personal, pedagógico y social.
La escuela para adultos despliega una red de «tutores-padrinos», es decir, docentes que dialogan cotidianamente con un grupo de estudiantes previamente asignado. Esto se realizaba antes de la pandemia, pero se ha potenciado a la par de la profundización de la crisis económica y socio-sanitaria.
Actualmente hay 230 estudiantes semipresenciales, y anexos en General Paz y Sinsacate y Plan Fines en Sierras y Parque.
«Quienes más dificultades tienen son los que más luchan para terminar sus estudios. A veces recibimos llamadas a las 11 o 12 de la noche», cuenta el director del CENMA.
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