AUDIO | Claudio Minoldo, periodista Radio Jesús María.
Investigación periodística de Claudio Minoldo:
El fiscal de Instrucción de Jesús María, Guillermo Monti, decidió darle un giro de 180 grados a la causa que investiga la muerte de la adolescente Wanda Abigail Navarro (15), tras imputar a tres hombres mayores de edad por la presunta comisión del delito de homicidio calificado por mediar violencia de género. El delito tiene como única pena la prisión perpetua y juicio con jurados populares.
La imputación fue notificada ayer a los tres detenidos que tiene la causa: Mario Rubén García (29), Claudio Damián Schmidt (38) y Walter Maximiliano Vargas (30). El primero está acusado como presunto autor y los restantes, como coautores de la muerte de la adolescente, ocurrida entre el 23 y el 24 de agosto de este año. Los tres vivían en inmediaciones de la casa de Wanda, en una zona donde limitan las vecinas Jesús María y Colonia Caroya, y están alojados en el penal de Bouwer.
García había sido apresado durante la madrugada del domingo 26, horas después a la aparición del cadáver de Wanda, pero sus presuntos cómplices se habían dado a la fuga.
El hermetismo del funcionario judicial y la articulación precisa con cuerpos especiales de la Policía, como Investigaciones Criminales y Homicidios, dio sus frutos: ocho días después, vigilancia mediante, atraparon a Schmidt; y al día siguiente, a Vargas, cuando se ocultaba en cercanías de Saldán.
Pese a que los dos últimos estaban detenidos desde la semana pasada, recién en las últimas horas el fiscal firmó la resolución en la que los vincula con el crimen como sospechosos imputados.
Desde el sábado en el que se descubrió el asesinato hasta hoy, en los barrios aledaños al lugar en el que habría ocurrido el homicidio los testimonios se repitieron. La noche anterior, Vargas, García y Schmidt habrían pasado la noche entre naipes y excesos. Muchos los vieron salir de un bar que funciona, curiosamente, cerca del edificio de Tribunales. También los vieron bajarse de un auto gris cuando clareaba aquel jueves 23 de agosto, pasadas las seis de la mañana.
Una hora más tarde, Wanda salía con dirección a su colegio, el Giovanni Bosco, de Colonia Caroya, cuando fue interceptada y se fue con tres varones. Según sospecha la fiscalía ahora, serían los que acababan de salir de aquel local nocturno.
Aún no está claro entre los investigadores si la adolescente fue obligada a irse con estas tres personas o si lo hizo de manera voluntaria.
Lo cierto es que Wanda ya no volvió a su casa y, pasada una hora del horario en que tendría que haber llegado, la familia radicó la denuncia sin imaginar aún lo que sucedería.
Casi dos días después, el sábado 25, su cadáver semidesnudo y con evidentes signos de violencia fue encontrado en el enorme predio de la estancia La Florida, en la zona este de Jesús María. Quienes la mataron habían intentado tapar el cuerpo sólo con algunas ramas.
Descripción del horror
Según la causa, Wanda había conocido a un hombre 20 años mayor con el que había comenzado a mantener una relación que habría incluido abusos sexuales.
Tiempo después, esa “pareja” la había forzado a mantener relaciones con otros amigos, todos mayores de edad. Uno de ellos, incluso, solía exhibir una navaja y también la obligaba a consumir drogas o alcohol.
Y una vez ingresada en ese infierno personal, ya no pudo salir. Wanda estaba aterrorizada por las amenazas y las extorsiones de las que era víctima, por lo que se sentía imposibilitada de contarles a sus padres o de compartirlo con alguien que le permitiera resguardarse. Así estuvo unos seis meses hasta que llegó el día en que la mataron.
Ahora se entiende por qué la adolescente había comenzado este año a practicar boxeo en el club Falucho.
Ahora se entiende por qué el peritaje forense halló lesiones en los nudillos como señal de que se había defendido ante una agresión. Ahora se entiende por qué los padres de la joven no sabían que su hija de 15 años conocía a los presuntos agresores. El terror la tenía anulada, pero ya no estaba dispuesta a seguir tolerando más vejaciones, según sostienen los investigadores.
Aunque rige el secreto de sumario, todo hace suponer que ese día los tres varones la quisieron someter una vez más. También es materia de investigación si, al negarse la joven, los presuntos asesinos comenzaron a torturarla y todo terminó con los golpes contra lo que sería una piedra muy grande, tres veces.
Los peritajes criminales dijeron que la muerte no ocurrió donde fue hallado el cadáver, en una estancia ubicada en las afueras de la ciudad, sino que fue arrastrado hasta allí. Perros adiestrados pudieron reconstruir ese trayecto. Por la contextura física de Wanda, estaba claro que el traslado del cuerpo no lo había hecho una sola persona.
Con los nuevos elementos probatorios, la fiscalía sostiene que está más cerca del esclarecimiento total de lo sucedido, ya que entiende que han conseguido importantes indicios que permitirían sostener las sospechas sobre los tres detenidos ahora vinculados a la causa.
El fiscal Guillermo Monti tampoco descarta que haya habido otras víctimas en toda esta historia.
Fuente: www.lavoz.com.ar