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Luis Eduardo Moreno: El «Bichi» de la gente

Con 65 años, es el "personaje" más querido por toda la ciudad. Ciclista, futbolero y fundamentalmente periodista. Un ser humano que transmite alegría y amor con su sonrisa a cada paso.
Compartilo con alguien:

El Bichi… el de todos nosotros.

Un café, una mesa en la calle, un lugarcito en el bar tradicional, y la transparencia de un ser irremediablemente querido por todos los jesusmarienses…

Nuestro protagonista: andando y desandando las veredas, aceptando el calor y soportando el frío, chancleteando las lluvias con su sempiterna campera y levantando las manos que eternamente saludan a conocidos o extraños.

Discurriendo solo sobre todo lo que pasa en el pueblo. Opinando sobre algo que podría ser la política, algún chimento y reclamando por lo que no le gusta.

Con esa – su voz desajustada – que llama a los gritos, que pide que lo lleven, que lo traigan, que lo acerquen, que ofrece su compañía, que comenta, que anuncia, que comparte.

Nombrando a todos como si fueran parte de su familia. Esa familia que la vida le quitó pero que andará anidada en la memoria de su alma.

Ese Bichi que fue niño saliendo de la Casa Ghersi, de la mano alegre de su mamá Mary Ghersi. El que esperaba paciente a su papá Ezequiel Moreno en la óptica, sabiendo que el regreso a casa sería en el incomparable Gordini que regulaba casi en francés

. Sintiendo que – por un corto tramo de la vida – podría compartir con su hermano antes de que el cielo lo llame, dejando la huella larga de la pena en toda la familia.

Tal vez nuestro Bichi no pueda contarnos ese todo alegre o triste que vivió, pero, como él es un casiángel inocente, una biblioteca del amor que recibió debe estar protegida en sus recuerdos.

Fue mimado por su Abuela María Luisa, la gran hacedora de dulces que juntaba los frutos en la extendida quinta que tenía salida a la calle Estrada.

Esa casona, que fue de un Avellaneda y que los Ghersi poblaron con su alegría, que amoblaron con exquisito gusto, con vitrinas que lucían los preciosos cristales, la vajilla, el mueble grande con cubiertos de plata y las alfombras cálidas, con grabados originales y arañas de cárieles.

Esa casona cuyas galerías se transformaban en fiesta juvenil cuando en los veranos llegaba Rosita, la muchacha más linda, la prima del Bichi de la que tantos se habrán enamorado.

Hubo años del Bichi que se sucedieron en Salta, en la calle Caseros, a una cuadra de la plaza 9 de Julio. Los padres tuvieron allí la óptica Moreno y fueron tiempos felices.

Ya nada de eso está, la vida es tan curiosa y tan incomprensible, que cuando nuestro homenajeado de hoy se sienta bajo la escalera de la municipalidad para desayunar, yo creo que sus ojos proyectan la película de sus horas familiares. Que su mamá – que era bella cantora y amaba la alegría – lo acaricia y le cuenta todo lo que lo quiere, que ella está su lado para siempre.

Y todos los que estamos rondando por el pueblo sonreímos con esa mezcla de ternura y alegría que nos dá El Bichi.

Porque el Bichi, queridos jesusmarienses, es el chico de todos nosotros, de alguna manera todos somos su familia adoptadora. Y quisiéramos que nunca le pase nada, que nuestro abrazo de hoy sea su protección de siempre.

Feliz cumpleaños querido Bichi!

Marita Freytes