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Sergio Luna: Solidaridad en su más pura expresión

Con su mujer Alicia, hace 16 años que tienen un comedor para 200 niños. Pasó hambre y la vida lo golpeó duro con la pérdida de dos hijos. Con seis hijos, el comedor le da sentido a su vida. "Esto nos ayuda y lo hacemos desde el alma" contó.
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Sergio Luna está por cumplir 49 años. Y la vida le sonríe y el se dice un hombre feliz. Pese a que no ha sido fácil y que siempre la tuvo que luchar desde abajo, padeció el hambre de chico y ya de grande. Si hasta tuvo el durísimo golpe de perder dos de sus ocho hijos que hoy con Alicia(su esposa) conforman su familia.

«Si hoy no tuviera el comedor, creo que no podría seguir» dice Luna con lágrimas en los ojos. Sucede que a este humilde lavador de autos, se le llena el alma todas las tardes y noches cuando casi 200 chicos inundan su casa para tomar una taza de leche o cenar un plato de comida.

Allá por el 2001 comenzó la historia cuando con un amigo charlaban y éste decía que en Jesús María había chicos que pasaban hambre. Sergio no lo creía y sin embargo lo comprobó. Ese fue el comienzo de todo.

«Empecé a pedirle donaciones a mis clientes del lavadero y después se fueron sumando otros. Nadie de la familia se animaba a pedir, entonces salí y pedí. Así me ayudaron Martín y Nancy de Bergoglio; con Francisco Rubino de Almacor, la gente de Tienda La Doma y con la familia Lóndero de La Minerva que me dieron las ollas»

Empezaron con 24 chicos, que tenían problemas de nutrición. A la semana ya tenía 97 niños entre 2 y 14 años que venían a cenar.

Actualmente casi 60 chicos concurren a la hora de la merienda para la copa de leche, y 140 personas concurren a cenar todas las noches al comedor.

El 20 de noviembre van a cumplir 16 años con el comedor. En el 2004 pudieron hacer el comedor y llegaron a tener 205 chicos comiendo. Se trata de un acto de generosidad el de la pareja de Sergio y Alicia notable porque trabajan en el barrio más pobre de Jesús María.

La familia Luna, que hoy tiene a Gustavo, Alexis, Oscar, Soledad, Fátima y Yamila. Pero vivió momentos duros cuando perdió a sus dos hijos, uno por la caída de una pileta de lavar y otro por una peritonitis. «Con Alicia nos quedamos sólos trabajando, pero decidimos continuar. Y yo tenía que ponerle un nombre la comedor… y yo pensaba pero un compadre me dijo porque no te dejas de dar vueltas y le pones el nombre de tu hijo. Y ahí fue cuando decidimos ponerle «El Gaby» dice Sergio con mucha emoción.

«Eso nos ayudó a nosotros también a salir adelante. Fue muy duro y parecía que no podíamos salir. Pero esto nos ayuda día a día. Son nuestros hijos del corazón» cuenta

«Luna» cómo le dicen en la calle, puede decir con orgullo que no le deben nada a la clase política. «Yo era puntero político y vi la miseria humana de cómo la gente mendigaba por un bolsón y ni hablar por un plato de comida. Desde que puse el comedor, dije nunca más quiero volver a la política» dice con cierta bronca y resignación