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José Luis Serrano es agrónomo, pero es más conocido por ser el actor que le da vida a Doña Jovita. Este miércoles Doña Jovita impulsó una marcha por los bosques de la provincia, actualmente en riesgo por la inminente modificación de la Ley de ordenamiento territorial.
«La tala es un escándalo ético, nos deja desprotegidos», indica Serrano.
Para el reconocido artista cordobés, la incongruencia de desmontar tiene doble consecuencia: el deterioro en el ambiente y el exilio de los campesinos de la zona rural de Córdoba.
El exilio de los campesinos del campo Cordobés
«No es bueno que yo me haga rico a costa de la desgracia y destierro de los otros. La gente del campo, la que tenía la cultura, su vida y sus tradiciones, fueron perdiéndose con el advenimiento de la pobreza», señala Serrano a Radio Jesús María.
El campo cordobés sufre una transformación profunda: el avance de actividades agro técnicas compite con las de la agricultura sostenible, la soberanía alimentaria y la producción de subsistencia.
«La producción tiene un hilo de ética y de moral, no puedo producir por producir. Si mi beneficio genera un perjuicio sobre los demás, no es bueno.»
El destino de estos campesinos es absolutamente diferente a su tierra de origen. Explica Serrano que este proceso los sufrieron los abuelos y padres de los actuales jóvenes de las villas y periferias urbanas: «Fueron refugiándose en las ciudades, en las periferias, en las villas miserias, con todo lo violento que es eso», agrega.
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«Porque la gente al sentirse desplazada, herida, dañada, en su desesperación se extravían, y después los señalamos como si fueran lo peor de la sociedad».
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Para el actor que encarna a Doña Jovita se está vaciando el Norte Cordobés: «Ya no da más la pobre gente, algunos que viven allá y no puede alimentar a sus hijos, buscan algún contacto en Córdoba, algún pariente para venir a engordar las villas.»
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«No es bueno hacerse rico a costa del destierro de los demás»
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«Esto no está pensado para el bien común, está pensado para la productividad de un grupo de empresarios, para una parcialidad, que mas de una vez se disfraza de solidaria. No hay una conciencia de que nos incluya a todos.»
Serrano califica el intento de modificar la Ley de Bosques como una «situación vomitiva», de «hartazgo», y de escepticismo ante el accionar de legisladores acorralados por los grupos de poder:
«Los que promueven todo esto tienen aire acondicionado, agua caliente, camionetas, miles de hectáreas, no es gente que sufra estas consecuencias. Es una falta de ubicación en la vida y en el espacio, tenemos que pensarnos en conjunto como especie: que dejen de pensar en sus bolsillos», concluye.