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«Complicado», así define Fabrizio Olivero las horas en las que su carnicería estuvo sin energía eléctrica. En este caso, el comercio cuenta con grupo electrógeno y las pérdidas son escasas.
Las principales complicaciones se vinculan al ámbito de las comunicaciones, cuestión que afecta la distribución del alimento cárnico.
El sistema electrógeno le brinda autonomía al local, pero nada se compara a la energía de la red. Fabricio explica que los equipos electrógenos varían de potencia, lo cual exige un permanente control en cada una de las heladeras.
Para Agustín Hualde, propietario de una pollería la situación fue diferente: «Perdimos 40 kg de pollo y la solución será el grupo generador».
Esta mercadería perdida equivale a 3000 pesos y es una consecuencia clara del prolongado corte. «Es la primer vez que nos toca», señala Agustín, que en casos de cortes programados gestiona un grupo electrógeno o evita llenar de carne la cámara frigorífica. Esta vez no corrió con la ventaja del aviso.