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Angelita es una mujer joven, llena de energía, ilusiones, esperanza, convicción en que a pesar de los malos momentos, siempre se puede salir adelante y que la forma de lograrlo es con acciones que beneficien al prójimo, especialmente si son niños.
Es por tal motivo que ayer, al escuchar en Radio Jesús María que 20 niños del Comedor El Gabi de Barrio sierras y Parques de Jesús María necesitaban juguetes para celebrar la Navidad, no dudó en venir desde el Paraje San Pablo, pasando Sinsacate y antes de llegar a Belén, cobró la asignación de uno de sus hijos, a quien no ve hace tres años, y la invirtió en juguetes.
Foto: Angelita con su hija menor, junto a su suegra en su casa de San Pablo.
«Mis abuelos siempre me enseñaron eso… y un poco porque hace tres años que no me dejan ver a mi hijo, está en otra provincia (…) me siento bien haciendo esto aunque vivo muy lejos y a veces no puedo venir (…) Lo que no puedo darle a mi hijo que está en otra provincia… no llena todo pero un poco», reflexiona.
Angelita actualmente vive con su hija, su pareja y su suegra; además de su hija menor y su hijo a quien no ve hace tres años, tiene un tercer hijo, discapacitado, que es criado por sus padres en Jesús María.
La vida para Angelita está plagada de limitaciones, pero no baja los brazos, a pesar de estar a unos once kilómetros de Jesús María, en el paraje San Pablo, lugar donde el agua potable se convirtió en una realidad recién en este 2016, después de un año de inundaciones y olvido.
«Me decidí ayer. No tenía un peso y no sabía si iba a cobrar, pero con lo poco que cobré me alcanzó justo», cuenta de manera natural, como si la buena acción fuera algo lógico y habitual en su vida, aunque con los ojos llenos de chispas y recuerdos e su hijo a quien sigue sin poder ver.
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