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Comedores y merenderos barriales: las caras de la pobreza

El rostro de los invisibles: los niños que asisten a establecimientos barriales por una plato de comida o una copa de leche, alcanzados por la crisis nacional. "No me alcanzan las donaciones", disparó Sergio Luna, responsable del Comedor El Gaby de barrio Sierras y Parques, al hablar de la realidad que atraviesan. Unos 200 niños meriendan y cenan diariamente en el comedor.
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Sergio Luna es vecino de Barrio Sierras y Parques y hace años se dedica a la labor benéfica, adelante del Comedor El Gaby, espacio que funciona en el fondo de su casa y que hoy le da la copa de leche a unos cincuenta niños, y de cenar a 140.

Con malabares, todos los años la realidad socio – económica los alcanza a él, a su familia que colabora en esta actividad solidaria, y a los casi doscientos niños que van diariamente a su casa por un plato de comida o una taza de mate cocido: «No me alcanzan las donaciones», dijo a Radio Jesús María, con un nudo en la garganta.

«Nosotros ya tenemos un cupo que no nos permite recibir más niños. Tenemos un cupo de donaciones. No llegamos a cumplir. Los chicos que vienen son muchos», explica Sergio, quien con la voz marcada por la impotencia ve que su esfuerzo de toda la vida parece no ser suficiente.

Sergio asegura que el año pasado tenía 160 chicos cenando y cien en la copa de leche, pero que debido a la evidente inflación de los últimos meses, «tuvimos que bajar mucho porque no llegábamos – con la comida para los niños -. El año pasado comprábamos con dos mil pesos y hoy compramos la mitad y no sé si llegamos al cincuenta por ciento», cuenta.

Sergio asegura que a pesar de las constantes donaciones de vecinos, empresas, instituciones y del trabajo que lleva adelante su familia en un lavadero de autos que le brindaron, con el fin de producir dinero para sostener a su familia y colaborar con el comedor, sigue sin alcanzar.

«Por día para el comedor – necesitamos unos – mil, mil doscientos pesos», dice Luna, quien, al ser consultado sobre lo que le dice la gente del barrio, dispara: «mucha gente te pide que des una mano porque no llega a fin de mes, porque pagó la luz, porque están pagando el alquiler… porque no llegan, no hay forma de que lleguen. un tipo que vive haciendo changas, no llega nunca», evidencia.

La difícil situación empuja a Sergio a reconocer entre lágrimas, que es difícil tener que decirle que «no» a un niño «porque el chico no sabe», balbucea, con un nudo en la garganta imposible: «tratamos de medir la comida para darle a todos, pero no se llega. Y al chico ¿Cómo le hacés entender?»,dice con voz quebrada.

«Algunos viven con la mamá sola, son cinco, seis chicos… es jodido», cuenta Sergio, en el afán de contar la realidad de algunos vecinos de su barrio, los cuales se encuentran todos los días ante el desafío de vivir.

Por estos días, el comedor está necesitando ayuda con donaciones de azúcar, aceite y puré de tomate, para la elaboración de las comidas diarias.

Aquellos que puedan colaborar, pueden acercar su ayuda al lavadero que atiende la familia Luna, de lunes a sábado, en calle Julio A. Roca 290, de la ciudad de Jesús María, o comunicarse al teléfono personal de Sergio: 03525 155 26 454.

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