Ramón Córdoba y Diego Argüello llegaron a la última monta sólo con centésimos de diferencia. Tras cumplir con sus jineteadas y esperando la decisión del jurado aunque presagiando el resultado se confundieron en un abrazo.
De las primeras rimas en Jesús María a los escenarios de Córdoba y Buenos Aires, transformó su pasión por el rap en una carrera con identidad propia. Su compromiso con la escritura y el trabajo comunitario le valieron un reconocimiento en los Premios Tierra.