Héctor Luis Muiño, quien fuera diácono de San Francisco del Chañar, viudo, con dos nietos y cuatro hijos, fue ordenado sacerdote.
Un diácono es un Clérigo católico que ha recibido la segunda de las órdenes mayores que otorga la Iglesia y que tiene entre sus funciones anunciar el Evangelio, bautizar, asistir al sacerdote en el altar, distribuir la comunión y dar testimonio cristiano ayudando a los más pobres. En la religión católica, los sacerdotes se encargan de celebrar los sacramentos.
Una vida familiar de entrega a la Iglesia
Héctor y su esposa Nora, trabajaron mucho en la iglesia:
«Es como ir cerrando una linda historia de amor, de entrega a la misión. Cuando nos casamos en Córdoba estuvimos tres años en la Quebrada de Humahuaca, y allí nació el primer hijo varón que es sacerdote jesuita», cuenta Héctor.
Luego se trasladaron a Deán Funes, donde tras 30 años de residencia fue nombrado diácono permanente para los cuatro departamentos del Norte de la Provincia. En 2008, Nora, su esposa, falleció. A partir de allí Héctor comenzó a reflexionar sobre su futuro:
«Fue un discernimiento de 8 o 9 años. Los diáconos viudos podemos dar el paso para ser sacerdotes», explica el Padre Héctor.
El sacerdote quien no pierde las esperanzas de que la iglesia avance y de más pasos para que permitan el casamiento de los sacerdotes:
«El espíritu va a soplar algún día y la Iglesia dará esos pasitos (…) yo me mezclo con la gente, nuestra gente es buena y sencilla y lo acepta muy bien, sin ningún problema».
El recientemente ordenado sacerdote trabaja en la zona norte de la provincia, cerca de Santiago del Estero, donde las condiciones de vida y oportunidades son especialmente difíciles:
«Hacemos promoción humana en lugares sin trabajo (…) no hay fuentes de empleo», señala.
El Padre Héctor Muiño destaca la fe de la comunidad:
«En nuestro Norte, especialmente al límite con Santiago del Estero y Catamarca tenemos una fuerte religiosidad popular, ancestral, y por ahí con algunas mezclas (…) lo único que tenemos que hacer es abrir las puertas.»
«El obispo ordena diáconos y presbíteros, el título de padre te lo da el pueblo cuando vos realmente vas acompañando», concluye.
AUDIO | Padre Héctor Muiño