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Baldosa tras baldosa, el local comercial celebra 20 años de emprendimiento

La tienda de ropa Baldosa, celebra 20 años de actividad comercial con importantes premios. Un 9 de septiembre del 2001, llegó para quedarse y hoy sigue en pie con un prestigio ineludible sobre Ingeniero Olmos 184. Marcelo Rossi, dueño, reveló cómo surgió la idea de abrir el local, el origen del nombre y habló sobre el apoyo incondicional de clientes y colaboradores.
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Marcelo Rossi, dueño de la tienda de ropa “Baldosa”

Marcelo Rossi, dueño de “Baldosa”, el local de ropa, celebra junto a su socia Gladis, 20 años de actividad comercial. Para conmemorar el aniversario junto a sus fieles clientes, a modo de agradecimiento preparan importantes premios. 

Baldosa nace hace años atrás, cuando Marcelo era viajante de una marca de ropa y en un momento, la empresa le ofreció poner un local en Jesús María. En un sí rotundo, el joven emprendedor oriundo de Córdoba, se instaló en Jesús María, lugar en el que vivía su esposa. 

Desde ese momento, un 9 de septiembre del año 20021, Baldosa llegó para quedarse y hasta el día de hoy sigue en pie con un prestigio ineludible sobre la calle de Ingeniero Olmos 184. El comerciante reveló que el éxito del emprendimiento “no es una casualidad, sino una causalidad”. 

El nombre “Baldosa”, surgió en un almuerzo entre amigos, Rossi recordó aquel momento:

“Todos se pusieron a pensar en un nombre fácil de recordar, en castellano, que no tuviera que ver con la ropa y que llamara la atención”. 

Al remitir a su clientela, explicó que no duda en el instinto de las mujeres a la hora de aportar consejos para la selección de ropa ni de sus colaboradoras. Si bien el cliente cambia, manifestó que es importante “no perder la impronta juvenil”, ya que ese público joven termina siendo el más grande.

El éxito de la tienda, los llevó a trascender a otros lugares. Marcelo comentó que encontrar en distintos lugares las bolsas de su local, es algo “lindo” y gratificante. Comentó que además, mucha gente del norte organiza sus viajes para venir a la ciudad y comprarles ropa. “Es una satisfacción más espiritual que monetaria”, expresó el comerciante. 

En el trabajo cotidiano, ambos socios se complementan «muy bien» para llevar adelante el local. Uno de los objetivos claves es ser confiables, tanto con el cliente como con el proveedor. 

Tantos años, el local pasó por más de una crisis, uno de ellos; la pandemia. Frente a estas situaciones, el dueño reveló que fue mucho el esfuerzo y trabajo para poder sobrevivir. Además de la grata ayuda de sus colaboradores, pilar fundamental “que estuvieron al pie del cañón en todo momento”.