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Historias de vida: Cuando la radio se hace a corazón abierto

Casi 150 personas pasaron por nuestro programa este año, para contarnos sus historias, sus vidas. Pequeñas- Grandes biografías de gente extraordinariamente común. El objetivo del programa era conocernos y reconocernos.
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A veces, la radio puede llegar a ser un instrumento para mejorar nuestras vidas.

La radio, debería ser mucho más que emitir sonidos, a menudo sin sentido. La radio más que escucharse, debería SENTIRSE.

Cerca de 150 personajes pasaron por los micrófonos de Radio Jesús María. Vecinos, amigos , conocidos, que por la magia de la radio nos dejaron asomarnos a sus vidas  y abrirnos el corazón.

Cada invitado nos dio una lección de vida. El común denominador fue la pasión por lo que hacen.

Cada entrevistado nos regaló una enseñanza, casi sin querer queriendo (gracias Chavo del 8).

Todos lloraron de emoción en algún momento de las notas.

A nosotros también nos ahorcaron con un nudo en la garganta escuchándolos, casi sin poder seguir preguntando.

Entre tantos invitados ,la candidez, la transparencia,la ternura, el alma pura de Bichi Moreno  nos puso en evidencia: es que la felicidad es hija de la simpleza.

Nuestra idea era una programa de cuerpo y alma. Humanizar la radio. ponerle un corazón y una lágrima.

Contar la vida, recordar, volver a  aquellas pequeñas cosas extraviadas en el tiempo y la memoria.

Hablar de los viejos, de la niñez, de los amigos, del amor, de la frustración, de los sueños,del pueblo… de la vida en definitiva.

Desempolvar recuerdos que parecen olvidados, pero que viven dentro nuestro, escondidos en alguna parte y listos para salir cuando los convoca la nostalgia.

Conocer al vecino, al que camina por las mismas calles por las que transitamos todos los días.

Dejar escapar una lágrima sin autorización de la razón.

Escuchar en vivo y en directo , a través de la radio, que la persona que querés, también te quiere.

Sentir la vos de tu pareja, de tus hijos, de tus amigos que le dicen a un micrófono, lo que a veces no te expresan todos los días en casa , pero presentís.

Descubrir que uno puede mirar para atrás sin avergonzarse, por el solo hecho de haber dado lo mejor que tenía para dar en ese momento.

Repasar anécdotas , aventuras, historias que parecían que solo le importaban a uno, pero que, sin proponértelo,  compartís con miles de oyentes desconocidos.

Esto pudo lograrse por la generosidad de los invitados, por el extraordinario trabajo de producción de María Pia Ulla y Alejandro Bustos y la impecable capacidad de musicalizar y crear climas de Mathias Criado.

Confieso que cada nota fue un desafió .

Que cada reunión de producción fue un acto de arbitrariedad para elegir a uno y dejar para después a otro entrevistado (así es que quedaron muchos en el tintero)

Que al final de cada nota, nos íbamos a casa con la sensación de haber  conocido a personas que valen la pena.

Confieso que aprendí de cada uno de los entrevistados.

Que me llenó de orgullo comprobar  que habitamos la misma geografía con gente tan valiosa y sensible.

Los medios, esos mismos que contamos horrores y nos hacemos eco de estupideces, a veces podemos «equivocarnos» para encontrarnos con lo que somos: seres humanos que sentimos y soñamos.

Gracias a cada uno de los oyentes que nos acompañaron en esta aventura de apostar a la emoción a través de la radio.

Gracias a cada uno de los invitados por abrirnos las puertas de sus vidas.

Gracia a la vida, por permitirnos hacer radio (lo que más nos gusta) a corazón abierto.

 

Jorge Parodi.